A partir de 1850, los sistemas productivos han evolucionado de forma muy rápida, especialmente a partir del último tercio del siglo xx, debido a la globalización y a la competencia empresarial, regida por la capacidad de los países para producir de manera más eficiente que los demás. De esta manera, estos países tienen dominio, a nivel mundial, de los ámbitos industrial y tecnológico; las naciones más desarrolladas son, por consecuencia, los Estados más ricos, en su mayoría producto de sus estrategias de producción.
Esta situación es efecto, precisamente, de dicha evolución que incluye la administración de los sistemas, los procesos y la tecnología. En este sentido, cuando inició la revolución industrial, el esfuerzo del empresario se enfocó en lograr producir lo máximo posible, aun a costa de la seguridad de su personal. Sin embargo, esta forma de proceder tuvo que mejorar al avanzar el tiempo y desarrollar una mejor experiencia en actividades productivas, logrando la evolución e identificar así diferentes medios para lograr la administración de operaciones, a finales del siglo xix y principios del xx.
La administración de operaciones tiene como razón de ser, la utilización de técnicas y metodologías que logren la coordinación de las áreas funcionales de la empresa con el área de producción. En esta administración se agrupan técnicas de mejora continua, control de producción, cuidado de la planta y la maquinaria, la logística de la empresa, así como la optimización de procesos, sin importar que sea empresa de bienes o servicios.
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