LOS TALLERES DEL FERROCARRIL EN AGUASCALIENTES: historia, arquitectura y memoria obrera

El arribo de la industrialización a Aguascalientes trastocó el rumbo de la entidad, hasta antes de la llegada del ferrocarril, en 1884, no hubo mayores cambios en la ciudad en lo que a industrias se refiere, siendo la agricultura la principal actividad económica que se llevaba a cabo. En 1833, antes de la construcción de la línea ferroviaria, existían 37 establecimientos industriales en la ciudad, de los 41 que había en el estado.

Hacia 1895, la situación se había transformado. Aun cuando la agricultura no perdió su lugar como la principal ocupación, la industria a gran escala hizo su entrada a la entidad con el arribo de la Gran Fundición Central Mexicana. Las industrias importantes fundadas antes de la llegada del ferrocarril sumaban en conjunto 1 025 obreros, mientras que la fundición, por sí sola, empleaba 1 000 operarios. Para 1897, el Ferrocarril Central estableció en la ciudad su principal taller de reparación y mantenimiento de locomotoras y material rodante, el cual se terminó de construir en 1903, dando empleo a más de 1 000 trabajadores.

Este giro en la vida industrial de la ciudad le significó un cambio radical. Hacia finales del siglo xix la zona urbana empezó a absorber terrenos que solían ser jardines y huertas, albergando primero las edificaciones de gran tamaño que requerían las industrias, para después dar cabida en los alrededores de las mismas a las viviendas de los trabajadores, cuya población creció de una manera inusitada. A manera de reacción a la aparición de ambos, se abrieron nuevas calles, apareció el transporte urbano (tranvía) y se abrieron dos nuevos mercados. Para 1900, la población de la ciudad llegó a ser de 35 mil habitantes.

Esta serie de eventos tuvo repercusiones sociales y urbanas, las cuales le dieron a Aguascalientes un nuevo imaginario, al cambiar su entorno de manera social, espacial y económica, sumado a la aparición de un nuevo grupo social, el obrero.