El florecimiento de la poesía de la India se hace visible primero en los versos escriturales del Rig Veda (tercer milenio a. C.). Si vamos hacia atrás en el tiempo, notaremos que esta antigua poesía se originó desde la era protoindoeuropea, la cual ya comenzaba a llevar los frutos de una meditación entre las tierras altas de Asia central y las montañas del Hindukush. Las descripciones poéticas del Rig nacieron en paisajes sublimes, agua clara, lagos glaciales, cañones montañosos, torrentes y la fértil belleza del follaje. La adoración de los espíritus de la naturaleza y los sentimientos que la mueven solo podría llegar a nosotros desde un lugar distante e inaccesible a las pisadas del hombre, a la arrogancia de la humanidad. Estos versos son como elegías o himnos a los dioses de un universo dadivoso y una naturaleza pletórica. El poeta hace adoración con ofrendas elementales de aceite, fuego o semillas y se refleja en el horizonte más allá del cielo, en los mundos que separan a la vida de la muerte; al tiempo, de la eternidad; al ser, de la nada.
Estos primeros versos de la poesía sagrada de la India en el Rig Veda fueron escritos en sánscrito mucho después por Vyasa, es probable que a principios del primer milenio antes de que apareciera en el mundo la cristiandad, y se escribieron en el norte geográfico o el noroeste de la India. Los más antiguos versos comparten referencias comunes con los versos escriturales del lenguaje Avéstico, un idioma indoiranio que se hablaba en las regiones contiguas del noroeste de la India, en países como Irán, Tayikistán y Afganistán. Eruditos orientalistas del siglo XIX reconocieron la existencia de un grupo común de versos en la región al sur de la cordillera del Pamir, y en el Hindukush, al menos 4 o 5 milenios en el pasado. El sánscrito jamás fue hablado como un idioma: no se le conoce en forma hablada. Fue solo un lenguaje literario y así ha sido en los últimos tres mil años, como un medio de conocimiento, oración y comentario. Los versos se transmitieron en forma oral durante mucho tiempo antes de la época en la que fueron sistemáticamente escritos alrededor del 3000 antes de nuestra era.
Los poetas de los Vedas, y en específico del Rig Veda, como Vaishwamitra o Meghatithi Kanva, compusieron himnos de adoración a los dioses y espíritus que se creía eran quienes presidían las sublimes expansiones de la naturaleza. El Rig, que significa “verdad”, “razón”, “dharma”, etcétera, constituye la más temprana poesía escrita en el mundo; esencializa la vida a su mínima dimensión, pero también crea un sentido de potencia y abundancia infinita. Podemos llamarla poesía de imágenes de subsistencia. Sin embargo, no solo el Rig, sino toda la demás poesía inspirada por esos tempranos versos conocidos que aparecen después durante el primer milenio antes de Cristo, por ejemplo, los de escrituras como el Isha Upanishad, y así en una tradición de narrativa de adoración y no mitológica, consiste en un tributo a la memoria de los ancestros y las divinidades en sucesivos estratos del universo.
Si la poesía más antigua se fundamenta en un espíritu de adoración, entonces esta idea de una felicidad al adorar es visible en la poesía del primer milenio antes de nuestra era. La razón por la cual decidimos nombrar “meditacional” a esta colección de poemas es porque en ellos se notan las raíces psíquicas de la originaria cultura de la India. Es más significativo iniciar con este espíritu adorador más secular, meramente psicológico, en la poesía temprana de la India. La búsqueda de la restauración tranquila del espíritu ha forjado tópicos perdurables para todas las civilizaciones del mundo. Quizás el único privilegio que reclama este volumen de poesía es su selección de textos que representan la tradición tanto como el futuro, mediante rutas que los conectan a nuestra cultura planetarizada. La poesía de la India ofrece una visión liberada de la vida, una creencia en el karma, valores éticos, humanos, y una libertad trascendental del espíritu. Es difícil aislar en un solo motivo definitorio los versos de gente cuya existencia se manifiesta en una historia de más de 4000 años de civilización, pero hay el surgimiento de un impulso desde su suelo y el nacimiento de la conciencia, de los sentimientos, se anclan al gusto por lo divino.
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