Uno de los debates más atractivos en la historiografía latinoamericanista tiene que ver con el concepto de mestizaje. Para algunos historiadores y antropólogos se trata de un “mito”, de una “leyenda” o de una “máscara” que oculta la persistencia de la discriminación social, particularmente de indígenas y afrodescendientes; para otros, como es mi caso, el concepto de mestizaje no sólo es el tema central de la historia social y cultural sino que también puede ser resignificado y ser un antídoto frente a las persistencias racistas o esencialistas, tanto a nivel global como local. Porque, en todo caso, no tenemos otro concepto con tanta fuerza que nos ayude a explicar uno de los procesos más relevantes de la historia latinoamericana y mexicana, en particular, si bien se requiere otorgarle nuevos contenidos históricos.
Ciertamente, el concepto de mestizaje ha tenido diferentes usos. Quizá el más conocido es el generado por los patriotas criollos quienes, al intentar diferenciarse de lo español, propusieron la fusión de lo español e indígena como alternativa, idea que sería reforzada y ampliada en el siglo XIX por autores como Francisco Pimentel y Justo Sierra, hasta el proyecto de Vasconcelos y la “raza cósmica”, ciertamente un concepto racial que pretendió “blanquear” o “embellecer” a la población mexicana.
Este uso racial del mestizaje ha sido cuestionado y, de acuerdo con los avances historiográficos, se encuentra afortunadamente en franco declive. El desarrollo de la historiografía sobre africanos y sus descendientes en México ha demostrado con claridad que no podíamos hablar más de mestizaje a partir de la unión de españoles e indígenas, sin considerar las aportaciones fundamentales de la población afrodescendiente. La disyuntiva parece ser entonces desechar el concepto de mestizaje o resignificarlo.
El libro por tanto tiene como eje central el estudio del mestizaje frente a la concepción tradicional del estudio de españoles e indígenas, teniendo como propuesta dar a conocer la relevancia de los afromestizos o, de acuerdo con un término de época, de las castas, en la conformación de la sociedad aguascalentense. La idea de que el mestizaje fue producto sólo de españoles e indígenas ha sido cuestionada de múltiples maneras, pero sobre todo a partir de la cada vez más amplia bibliografía que existe sobre la historia de la presencia africana en el país. No obstante, poco conocemos la manera, los tiempos, los espacios y las intensidades en que las interacciones de estos grupos de españoles, indígenas y castas finalmente ocurrieron.
De ahí el interés que pueda tener este estudio, ya que se trata del primer trabajo que reúne información demográfica de 200 años para una parroquia, en lo que años después y de múltiples transformaciones se conformaría como un estado de la República. Es decir, es una propuesta fundamentalmente de historia demográfica que tiene como fin contribuir a discusiones más amplias sobre el crecimiento de la población y de los diferentes grupos sociales, sobre las crisis de mortalidad y, en particular, sobre las interacciones culturales a través de los martimonios mixtos, y la discusión sobre la ilegitimidad asociada al mestizaje, en fin, se trata de una propuesta sobre la dinámica del mestizaje y la contribución de las llamadas “castas”, es decir de mestizos, mulatos y negros entre otras, a la conformación de la sociedad aguascalentense.
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