Las reformas políticas de las últimas tres décadas han dado como resultado la creación de un espacio común, homogéneo, continuo e ilimitado, donde se despliegan las luchas políticas a las que concurren tirios y troyanos para acordar los principios, las reglas y los procedimientos que deben regir para que la competencia electoral dé como resultados el respeto a las decisiones ciudadanas, equidad en la contienda, claridad y certeza, entre otros; a ese espacio se denomina sistema electoral, en el que caben lo mismo izquierdas que derechas.
El sistema electoral adquiere relevancia en una sociedad democrática, y el nuestro ha logrado atemperar el autoritarismo en el ejercicio del poder, impedir las imposiciones y hacer que los grupos radicales y violentos abandonen la clandestinidad y las calles, insertándolos en la toma de decisiones para seguir construyendo la democracia por la vía de las instituciones, es decir, con el poder y no contra el poder.
Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0.